Es un hombre o una mujer de carácter que trabaja completamente sobre la base de valores y sitúa a ésta en el centro de su vida, en el centro de sus relaciones con los demás, en el centro de sus convenios y contratos y en su evolución dentro del negocio. Su desafío consiste en ser luz, no en juez, en ser modelo, no un crítico.
Tiene iniciativa propia y responsable a los problemas exteriores sobre la base de los principios; no en base a su estado de ánimo, emociones o comportamiento de otras personas. Son personas conscientes de sí mismos, asumen la responsabilidad de sus propias acciones. No culpan o acusan a otros cuando las cosas andan mal.
Procuran comprender primero a otros antes de recibir la retribución de ser comprendidos.
Irradia energía positiva, es alegre, placentero y feliz. Su actitud es optimista, animosa; su espíritu es entusiasta, esperanzado, confiado. Es honesto, íntegro y leal a su causa. En medio de la confusión, rencilla o la energía negativa, es pacificador, armonizador y desactiva la energía destructiva. No sobre reacciona ante las conductas negativas, las críticas o las debilidades humanas. No es ingenuo, es consciente que esas debilidades existen. Perdona y olvida comprensivamente las ofensas que le hacen. No es envidioso, se niega a etiquetar, clasificar y prejuzgar a los demás; por lo contrario, detecta al roble joven entre los arbustos y los ayuda a transformarse en un gran árbol.
Tiene una vida equilibrada. Se educa constantemente por sus propias experiencias. Lee, busca la forma de capacitarse, utiliza herramientas motivacionales y educacionales. Asiste a seminarios, escucha a los demás y aprende tanto a través de sus oídos como de sus ojos. Pregunta constantemente.
Considera la vida como una misión, no como una carrera. Las fuentes que lo nutren, lo han dispuesto y preparado para el servicio.
Reconoce su propio valor a través de su valentía e integridad. No ostenta con su fama, título o éxitos personales.
No manipula a nadie.
Reconoce de inmediato los valores absolutos; condena lo malo y lucha por lo bueno con valentía.
Sus acciones y actitudes son adecuadas a cada situación: equilibradas, moderadas y prudentes.
No se condena a sí mismo por casa error tonto. Acepta sus errores, tanto como los errores de los demás.
Vive con sensibilidad en el presente, planea cuidadosamente el futuro y se adapta con flexibilidad a los cambios.
Se siente feliz por los éxitos ajenos y no piensa en absoluto que esos éxitos les están quitando algo.
Disfruta la vida, pues su seguridad emana de su interior y no viene de afuera.
Se interesa en las personas. Hace preguntas y se siente interesado. Cuando escucha lo hace con todos sus sentidos.
Aprende de la gente.
No se deja arrastrar de un lado a otro como una hoja en la tormenta y es capaz de adaptarse prácticamente a todo lo que le sobrevenga.
Al trabajar en equipo desarrolla sus propios puntos fuertes y lucha por complementar sus debilidades con los puntos fuertes de los demás. No duda en delegar para obtener resultados, puesto que cree en las capacidades de los otros.
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