El águila es el ave de mayor longevidad entre las criaturas de su especie. Vive 70 años. Pero para alcanzar esa edad, al llegar a los 40 debe tomar una seria y difícil decisión; sus uñas están apretadas y flexibles y no consigue aferrar a sus presas de las cuales se alimenta. Su pico largo y puntiagudo se curva, apuntando hacia el pecho. Sus alas están envejecidas y pesadas, y sus plumas se han engrosado. ¡Volar y alimentarse le resulta ya muy difícil!
Tiene solamente dos alternativas: morir o enfrentar un doloroso proceso de renovación que dura 150 días. Este consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí, en un nido cercano a un paredón, en donde no tenga la necesidad de volar pero pueda conseguir alimentos de pequeños roedores y lagartijas.
En ese lugar, el águila comienza a picotear la pared hasta conseguir arrancarse el pico. Después deberá esperar el crecimiento de uno nuevo, con el cual desprenderá, una a una las uñas. Cuando las nuevas uñas nacen, comenzará a desplumarse. Después de 5 meses, emprenderá su vuelo de renovación, y vivirá 30 años más.
A lo largo de la vida, muchas veces tenemos que resguardarnos por algún tiempo y comenzar un proceso de renovación. Para emprender un vuelo de victoria, debemos desprendernos de costumbres, tradiciones y recuerdos que nos causan o causaron dolor. Solamente libres del peso del pasado podremos avanzar.
¿ Por qué renovarnos ? Todos llegamos en algún momento de nuestras vidas a una situación de quiebre: o hacemos el gran esfuerzo de transformarnos, o estamos condenados a morir.
Fuente: La Culpa es de la Vaca.
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