"Como equipo la riqueza más grande no es el dinero que nos acompaña,
sino cuanto amor tenemos en el corazón por nosotros y en especial por ayudar al prójimo".

19 de octubre de 2012

Huellas en el Corazón

Un hombre joven se situó en el centro de una poblada y proclamó que poseía el corazón más hermoso de comarca. Una gran multitud se congregó a su alrededor: todos confirmaron, admirados, que ese corazón era perfecto, pues no se observaban en él manchas ni rasguños; coincidieron en que era el corazón más hermoso que hubieran visto.

Al saberse admirado, el joven se sintió más orgulloso aún, y con mayor convicción  afirmó que el suyo era el corazón más hermoso de todo el lugar. De pronto un anciano salió de la multitud y le habló:

  • ¿Por qué dices eso? Tu corazón no es tan hermoso como el mío.
Con sorpresa, la multitud y el joven miraron el corazón del viejo y vieron que, si bien latía vigorosamente, estaba cubierto de cicatrices, incluso había agujeros y zonas donde faltaban trozos que habían sido reemplazados por otros que no correspondían, pues se veían los bordes disparejos. El joven se echó a reír.
  • Debes estar bromeando dijo: comparar tu corazón con el mío... el mío es perfecto. En cambio, el tuyo es un montón de cicatrices y dolor.
  • Es cierto replicó el anciano: tu corazón luce perfecto, pero yo jamás me comprometería contigo. Mira, cada cicatriz representa una persona a la cual entregué todo mi amor. Me arranqué trozos del corazón para dárselos a cada uno de aquellos a quienes he amado. Muchos, a su vez, me han obsequiado trozos del suyo, que he puesto en el lugar que quedó abierto. Como las piezas no eran iguales, se ven estos bordes disparejos, de los cuales me alegro porque me recuerdan el amor que he compartido. También hubo oportunidades en las cuales entregué un trozo de mi corazón a alguien, pero esa persona no me ofreció nada a cambio: entonces ahí quedaron estos vacíos  A pesar del dolor que las heridas me producen, me recuerdan que sigo amando a esas personas y alimentan la esperanza de que algún día tal vez regresen y llenen el vacío que han dejado. ¿Comprendes ahora lo que es verdaderamente hermoso? Remató el anciano.
  • El joven permaneció en silencio, pero lagrimas corrían por sus mejillas. Se acercó al anciano, se arrancó un trozo del corazón y se lo ofreció. El anciano lo recibió y lo puso en su corazón, le quitó un trozo y con él tapó la herida abiera del joven. La pieza se amoldó, pero no a la perfección: se notaban los bordes.
El joven miró su corazón, que ya no era perfecto pero lucí mucho más hermoso que antes, porque el amor fluía en su interior.

Y tu corazón, ¿cómo es?

Fuente: La Culpa es de la Vaca.

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